Ecoansiedad laboral: trabajar en un planeta en crisis pasa factura al 50% de los jóvenes
Más del 50% de los jóvenes experimentan emociones como tristeza, rabia, impotencia y culpa vinculadas al futuro ambiental, lo que ha pasado a llamarse “ecoansiedad”.

En un entorno laboral cada vez más condicionado por los retos medioambientales, la sostenibilidad ha dejado de ser un tema secundario para convertirse en un eje central en la toma de decisiones de empresas y profesionales. Ya no se trata solo de una cuestión ecológica o económica: el compromiso con el planeta impacta directamente en el bienestar emocional de los trabajadores y en la manera en que proyectan su futuro profesional.
Esta transformación del paradigma laboral es especialmente visible entre las nuevas generaciones, que reclaman a las organizaciones una implicación real y coherente con el medio ambiente. Para muchos jóvenes, el empleo ideal no solo ofrece estabilidad o salario competitivo, sino también un propósito claro, un impacto positivo y valores alineados con los propios.
En consecuencia, las compañías también han comenzado a adaptar sus estrategias. Según el último informe de EY, el 54 % de los CEOs a nivel global considera que la sostenibilidad es hoy una prioridad mayor que hace apenas un año. Como afirma Sílvia Balcells, CEO de Synergie España, “esta tendencia responde tanto a la presión social como a nuevas normativas y a la necesidad de garantizar entornos laborales más saludables, resilientes y adaptados a fenómenos cada vez más frecuentes como las olas de calor”.
El impacto emocional del cambio climático en la fuerza laboral
Las consecuencias del cambio climático no solo se manifiestan en el medioambiente, sino también en la salud mental de millones de personas. Diversas investigaciones, como la realizada por la Universidad de Bath, alertan sobre el creciente fenómeno de la “ecoansiedad”, que afecta a cerca del 60 % de los jóvenes entre 16 y 25 años, quienes se sienten “muy preocupados” o “extremadamente preocupados” por el cambio climático, mientras que el 45 % afirma que esta ansiedad afecta negativamente su vida diaria. También la revista The Lancet confirma estas cifras, señalando que más de la mitad de los encuestados manifiesta emociones como tristeza, rabia, impotencia o culpa al pensar en el futuro ambiental del planeta.
Este estado anímico no es ajeno al ámbito laboral. La percepción de que el trabajo que uno desempeña contribuye —o no— al deterioro ambiental puede influir directamente en la motivación, la productividad y el compromiso. En este contexto, afirma Balcells, “los empleadores enfrentan un nuevo reto: generar entornos que no solo sean sostenibles desde el punto de vista operativo, sino que también respondan al deseo de trascendencia y coherencia ética de su capital humano”.
El calor extremo: un riesgo cada vez más habitual
A la dimensión emocional se suma una realidad física cada vez más difícil de ignorar: la exposición al calor extremo en el entorno laboral. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que el 70 % de los trabajadores a nivel mundial ya sufre los efectos del estrés térmico, una cifra que ha aumentado un 35 % desde el año 2000. Esta situación compromete no solo la salud y la seguridad de los profesionales, sino también la productividad: se estima que más del 2 % de las horas de trabajo globales podrían perderse para 2030 por esta causa.
En España, el impacto es especialmente visible. Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), el 40 % de los trabajadores considera el calor como un factor “muy molesto” en su jornada, y solo el 27 % percibe que existen medidas adecuadas en sus empresas para mitigar este riesgo. Por su parte, la USO alerta de que el 71 % de los empleados expuestos al calor carece de protocolos preventivos eficaces, lo que sitúa al país ante un desafío urgente en materia de salud laboral.
Nuevas profesiones para un nuevo contexto
A pesar de los desafíos, la transición ecológica abre también la puerta a nuevas oportunidades laborales. La creciente necesidad de frenar el impacto del cambio climático y avanzar hacia modelos productivos más sostenibles está impulsando la demanda de perfiles técnicos especializados. Entre los puestos con mayor proyección se encuentran los técnicos de turbinas eólicas, instaladores de paneles solares, ingenieros en recursos hídricos, especialistas en medio ambiente, biocientíficos, ingenieros energéticos y técnicos forestales.
Estos perfiles no solo responden a la evolución del mercado, sino que también conectan con el propósito de una nueva generación profesional que busca empleos con impacto positivo. Para las empresas, apostar por este tipo de talento supone no solo una inversión en sostenibilidad operativa, sino también en reputación, atracción de talento y resiliencia empresarial a largo plazo.
“La sostenibilidad ya no es un valor añadido, es un pilar esencial en la gestión del talento. Pero debe aplicarse de forma real, transversal y con impacto visible en la experiencia laboral. Solo así se construyen entornos de trabajo que inspiran, retienen y proyectan futuro”, concluye Silvia Balcells, CEO de Synergie España.