El País Vasco lidera la inclusión laboral de personas con discapacidad con una tasa de actividad del 45,7%
El porcentaje continúa al alza, con un crecimiento del 0,6%, según el informe ‘Radiografía del mercado laboral de las personas con discapacidad’ de Fundación Randstad.

Fundación Randstad ha publicado el estudio 'Radiografía del mercado laboral de las personas con discapacidad'. Según este informe, en 2023, la población en edad laboral con discapacidad alcanzó los 1,95 millones de personas, la cifra más alta desde 2014, representando un 6,2% del total de la población entre 16 y 64 años.
En los últimos 9 años, este grupo ha experimentado un crecimiento del 11,7%, con algo más de 200.000 personas, reflejando una integración progresiva en el ámbito laboral.
Actividad, empleo y paro
A pesar del crecimiento en la población activa, 1,25 millones de personas con discapacidad siguen inactivas, siendo la incapacidad permanente y la jubilación las principales causas de esta inactividad.
La población activa con discapacidad ha aumentado en 5.300 mil personas, alcanzando un total de 690,6 mil, lo que representa un leve crecimiento del 0,8% respecto al año anterior. La tasa de actividad se sitúa en 35,5%, la más alta desde 2014.
El empleo también ha mostrado un avance, creciendo un 3,2%, lo que significa que 554.500 personas con discapacidad tuvieron un empleo en 2023 y 17.000 personas más trabajando. Esto eleva la tasa de empleo hasta el 28,5%, un ligero aumento respecto al año anterior. Este crecimiento ha estado impulsado principalmente por las mujeres, que con más de 14.000 incorporaciones al empleo han elevado su tasa de ocupación hasta el 28,3%. Aunque las mujeres representan una menor proporción de la población con discapacidad, su crecimiento ha sido notable. En 2023, los hombres experimentaron una disminución del -0,5% mientras que las mujeres registraron un crecimiento positivo del 1,1%. Desde 2014, la incorporación de la mujer ha sido más destacada con 124.000 mujeres (16,9%) frente a los 80.600 de los hombres (8%).
El desempleo de las personas con discapacidad se ha reducido en 11.700 personas, situándose en 136,1 mil parados, lo que ha permitido una disminución de la tasa de paro al 19,7%, un descenso notable respecto al 21,6% del año
anterior. Este descenso se ha dado tanto en hombres como en mujeres.
Además del leve crecimiento en la tasa de actividad, el porcentaje de personas con discapacidad activas en el País Vasco es el más alto de todas las comunidades autónomas, superado solo por Ceuta y Melilla, que presentan un 50,9%, y seguido por Cantabria, con un 44,5%; y de Castilla y León, con un 41,2%. Por su parte, las tasas de actividad más bajas corresponden a Canarias con un 28,8%, por debajo de Andalucía, con un 29,2%, y Galicia, que reporta un 31,2% de empleo entre personas con discapacidad.
El mercado laboral con discapacidad es senior
El 73% de la población con discapacidad en edad laboral tiene entre 45 y 64 años. Este grupo es también el más representativo entre los activos (66%), entre los ocupados (69%) y entre los parados (55%).
El perfil laboral de las personas con discapacidad sigue siendo mayoritariamente asalariado (el 90%), con contrato indefinido y jornada completa, y casi 7 de cada 10 con más de 3 años de antigüedad en su puesto.
Casi 3 de cada 4 personas con discapacidad se encuentra en el grupo de más edad (45-64 años). Sin embargo, los más jóvenes, que son sólo 122.000 personas, registraron el mayor crecimiento, un 4,4%.
Empleabilidad según la formación
Las tasas de actividad y empleo aumentan a medida que se eleva el nivel educativo. En concreto, las personas con estudios primarios presentan la tasa de actividad y empleo más bajas (16% y 10% respectivamente), lo que refleja una menor participación en el mercado laboral y mayores dificultades para encontrar empleo.
A medida que se avanza hacia estudios secundarios, la tasa de actividad se eleva al 37% y la tasa de empleo al 29%. Si se alcanzan estudios universitarios, la tasa de actividad aumenta hasta el 51% y la tasa de empleo al 45%, lo que muestra que los estudios superiores proporcionan mejores oportunidades de empleo y una mayor participación en el mercado laboral.