Los empleos sin cubrir en España marcan un récord en 2023 al aumentar un 44% desde antes de la pandemia y ya suponen un coste de más de 8.000 millones para el PIB
Según un informe sobre capital humano y vacantes de empleo de la Fundación BBVA e Ivie.
Más de 148.000 puestos de trabajo quedaron vacantes a lo largo de 2023, lo que supone un récord histórico para España, con un crecimiento del 44% respecto a 2019 y multiplica por 2,3 veces el dato de 2013. Aunque el problema es menos grave que en la mayoría de países europeos, supone un cambio inesperado para muchas empresas que va a intensificarse en el futuro por la reducción del desempleo, el menor tamaño de las cohortes de jóvenes, la jubilación de la generación del baby boom, la emigración de talento al exterior y los desajustes formativos. En 2023 el coste estimado de los empleos que no se pudieron cubrir, en términos de menor PIB para el país, se sitúa en torno a los 8.150 millones de euros, una cifra que podría triplicarse en el futuro si el mercado laboral español sigue convergiendo al patrón europeo. Se trata de una situación especialmente preocupante si se considera el intenso proceso de envejecimiento demográfico que afecta a España.
Fundación BBVA e Ivie han analizado estos datos en un informe sobre capital humano y vacantes de empleo.
El nivel de empleo ha alcanzado cifras récord en España, una vez superada la crisis de la pandemia. El número de afiliados medio en mayo de 2024 fue de 21.321.794, la cifra más alta de la historia. Una situación que confirma el último dato de la Encuesta de Población Activa (EPA), con una cifra de 21.250.000 ocupados durante el primer trimestre de 2024, 2,6 millones más que durante la pandemia y 4,3 millones más que al final de la Gran Recesión de 2008-2014. Un vuelco tan grande como el mencionado está teniendo un impacto profundo en otros aspectos del mercado de trabajo español. El aumento en el número de vacantes es uno de los efectos más evidentes, que implica un coste económico para las empresas directamente afectadas y para la economía y sociedad españolas en su conjunto.
Una vacante se define como un puesto de trabajo que o bien ha sido creado recientemente, o no está ocupado, o está a punto de quedar libre y para el cual el empleador está tomando medidas activas para encontrar un candidato adecuado fuera de la empresa.
Las vacantes o empleos sin cubrir pueden tener diferentes causas. En ocasiones la demanda insatisfecha de mano de obra por parte de las empresas refleja simplemente la escasez de personas no ocupadas debido a una situación cercana al pleno empleo o una escasa tasa de actividad. Sin embargo, en otras responde a problemas de naturaleza más estructural, debidos a un deficiente funcionamiento de las instituciones laborales o el sistema formativo, con el consiguiente desajuste entre la capacidad, disponibilidad y competencias de los trabajadores y los requerimientos del puesto de trabajo. En el primer caso no hay candidatos porque apenas hay desempleo, en el segundo caso el problema es diferente y consiste en la falta de correspondencia entre el perfil de los parados y las necesidades productivas. Este segundo tipo de problema se agrava, lógicamente, en la medida que el cambio tecnológico es más intenso, rápido y disruptivo y las políticas activas de empleo y el sistema de formación son menos eficientes y ágiles en responder a los cambios.
En el caso de España las vacantes están marcando cifras récord desde que hay estadísticas al respecto. De acuerdo con los datos de la Encuesta Trimestral del Coste Laboral del Instituto Nacional de Estadística (INE), a lo largo de 2023 el número medio de vacantes fue de 148.212, multiplicando por 2,3 veces el dato de hace una década y aumentando un 44% respecto a 2019, el año previo a la pandemia. Una cifra que ha aumentado ligeramente durante el primer trimestre de 2024 hasta 149.962. Las señales de alarma por las dificultades para encontrar trabajadores son cada vez más frecuentes y generales. Los últimos resultados de la Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), referidos al segundo trimestre de este año, indican que el 41,1% de las compañías declararon un impacto negativo sobre su actividad derivado de la falta de disponibilidad de mano de obra, un condicionante mucho más relevante que la falta de demanda o los problemas de suministros, semejante en importancia a los costes energéticos y solo algo por detrás de la incertidumbre política.